-El tamaño de alguno de los perros que pasean sueltos.
-El tamaño de alguna de las cacas.
-La señora que hace que su perro se amorre al grifo de la fuente. Mientras el perro lamía el hierro del grifo, la mujer, al darse cuenta que la miraba y que la fotografiaba, le decía al perro "aléjate, aléjate". El perro seguía a la suya, claro. ¿Qué culpa tiene el pobre animalito que su ama no tenga el sentido del civismo debidamente desarrollado?.
Señora, para dar de beber a un perro debe llevarse un cuenco, llenarlo de agua y dárselo en el suelo. Que luego los niños van allí a beber. So cochina.