Hay zonas de la ciudad en que cada 5 pasos te encuentras un truño.
¿Debemos acostumbrarnos a ello?. ¿Nuestros niños deben convivir con la inmundicia, el mal olor y las moscas que nacen en las deposiciones de perros?. ¿Merece la pena que el ayuntamiento se moleste en plantar árboles en las aceras para que sirvan de cagadero?.
Hacen falta por lo menos 5.000 pipi-can en Valencia. Y deberían salir del bolsillo de los propietarios de perros mediante un impuesto que grave su tenencia.
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