COLABORACIÓN

Una chica, que supongo italiana por el apellido, ¿Capisci?, me manda esta foto, que le pareció graciosa en su día.

Pero detrás de la gracia anecdótica de una foto así, debemos pensar en el drama que pasa cada día la persona que puso el cartel: encuentra la puerta de su negocio llena de meados cada día, e intenta por medio del cartelillo que el amo lleve a su perro a otro lado a hacerlo.

Con tanto cabroncete por metro cuadrado suelto....dudo que lo haya conseguido. Antes habrán arrancado el cartel.

¿DÓNDE PODEMOS DEJAR LOS EXCREMENTOS, SEÑORA ALCALDESA?

Vamos a ver. Si el Ayuntamiento de Valencia es incapaz de poner unos servicios para perros en condiciones, ¿cómo se puede exigir al borreguil populacho que lleve a sus animales a hacer caca al pipi-can?.

Señora alcaldesa: ¡LA MAYORÍA NO FUNCIONAN!. Y los que funcionan van mal: los aspersores no tienen fuerza o están atascados.

El concejal encargado de eso debería poner cartas en el asunto y hablar con la contrata que lleva el mantenimiento de los mismos.

Están cobrando un dinero público por prestar un servicio totalmente nulo.

Además la presencia de estos retretes caninos es escasa.

De todos modos, que estos espacios estén estropeados no exime a los amos de perros de recoger los excrementos de sus animales y dejarlos en un contenedor de basura.

Se puede ver en una de las fotos que un pipican no tiene válvula y el otro no funciona. Ambos están simplemente de adorno.