Realmente no se sabe si era nieve o granizo pequeño. Pero sirvió para olvidarnos por un momento de las cacas de perro que invaden nuestras aceras. Es más, por efecto del frío muchas personas dejaron de bajar sus perros a cagar a las calles, lo cual se agradece.
Os dejo unas imágenes bastante inusuales en esta ciudad.
lunes, 29 de enero de 2007
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